Metegol por Silvia Castro
Todas cortadas por una misma tijera
como esas tiras que cuelgan con forma humana
en ferias y desfiles.
Con niñas, con niños adentro,
como esos cisnes encadenados
al agua infinita de los parques,
aves flotantes atascadas
en los barrotes de la velocidad.
La oruga lenta que desplaza los tanques
muerde la superficie del vacío
hasta que caen las manos de leche
y crecen las definitivas.
Saltamos de la sombra que viaja en las hamacas
y se hace pequeña a mediodía.
Vamos por la sombra en el verano sin fin.
El aire quema en los pies.
En lo más negro de la altura
dejamos la madera flotando sola
con la velocidad de los años.
La luz es una perra echada.